viernes, 25 de marzo de 2011

Gaseosas: las calorías "invisibles"


Es sabido que el consumo de gaseosas se ha incrementado notablemente en las últimas décadas. Las mismas son incluidas en la dieta de los niños cada vez más frecuente y precozmente.

Este tipo de bebidas, podrían ser un factor clave en la obesidad infantil en virtud a su alto contenido en azúcar añadido y su baja capacidad de saciedad, que hace que no se compense este consumo reduciendo la ingesta en la siguiente comida.


La gravedad de los datos referentes a la creciente tasa de obesidad infantil exige a los profesionales sanitarios analizar pormenorizadamente todas las costumbres dietéticas propias de la edad, además de las aprendidas trasmitidas por los padres o por los abuelos, con el fin de conocer su implicación en el desarrollo de la obesidad. Es conocida y reconocida la evidencia de la asociación entre un desayuno escaso o nulo y la obesidad, en tanto que altera la regulación hormonal y los mecanismos naturales de saciedad.

Resulta lógico pensar que el exceso de productos grasos, dulces y salados, todos ellos muy energéticos, unido a la falta de frutas y hortalizas frescas, costumbres típicas en la infancia, juegan a favor de la obesidad infantil. También se sospecha que las bebidas azucaradas tipo refrescos o zumos contribuyen en parte a la obesidad, pero sólo en los últimos años grandes estudios epidemiológicos han comenzado a investigar esta asociación.
Sumando calorías
Una botella de gaseosa cola de 20 onzas contiene: agua carbonatada, saborizantes naturales y artificiales, un poco de cafeína y alrededor de 17 cucharadas de azúcar, que juntos suman 250 calorías.


En la actualidad, con las cifras de sobrepeso en los niños y jóvenes, las bebidas gaseosas ya no parecen tan inofensivas. Nadie cree que las bebidas gaseosas sean la única causa de la obesidad entre la gente joven, pero las bebidas azucaradas definitivamente pueden ayudar a acumular kilos.

Los hábitos escolares
Sin embargo, el dinero no siempre compra la cooperación. En el último año, varias instituciones escolares han decidido prohibir las bebidas gaseosas en las escuelas. En un futuro cercano, las máquinas dispensadoras en las escuelas públicas intermedias y de secundaria del distrito ofrecerán agua, leche, jugo de frutas o bebidas para deportistas bajas en azúcar. Muchos expertos en nutrición aplauden este paso. "¿Por qué todo mundo está tan convencido de que la única manera de obtener dinero es vendiéndole comida chatarra a los niños?". Algunas veces, es necesario reorganizar las cosas e intentar algo nuevo. Falta ver qué tanto costará la prohibición.
El argumento básico es algo como lo siguiente: "una bebida gaseosa aquí y allá no le hará daño a nadie", ese argumento era mucho más fácil de presentar cuando no estábamos enfrentados a esta incontenible epidemia de obesidad".
Los padres que quieran pronunciarse contra las bebidas gaseosas deben comenzar en el hogar. No deben tratar de prohibir completamente las gaseosas, pero deben establecer límites. Una lata de gaseosa de unos 355 ml cada día debe ser el máximo absoluto, y los niños con problemas de peso deben consumir incluso menos. Gradualmente, con el tiempo, los padres pueden sustituir por bebidas más saludables, de tal manera que las bebidas gaseosas regresen de nuevo a su status inicial como un gusto ocasional.
Afortunadamente, se puede persuadir incluso a los consumidores de bebidas gaseosa más consagrados para que reduzcan su ingesta, de hecho, es la forma más simple para que los niños con sobrepeso adelgacen.
Los niños pueden deshacerse del hábito de las gaseosas.

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